El agua que movía las priedras era canalizada por unos pequeños túneles que pasaban transversalmente por debajo del molino, existiendo tantos como piedras de moler hubiera. El acceso del agua se controlaba por una pequeña compuerta en el lateral de entrada, que se subía o se bajaba según interesara que las aspas que originaban el giro se pusieran en marcha o no; si el agua no pasaba por ningún túnel, saltaba por encima del dique exterior siguiendo el curso del río.
PÉREZ QUINTERO, J.C. y otros. (1991). Por las orillas del Tinto. Consejería de Cultura y Medio Ambiente de la Junta de Andalucía.
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