La maniobra es sencilla y pronta; la locomotora empuja por la vía central ascendente un grupo de seis vagones, dirigiéndolos desde la bifurcación, al lado en que se quiere hacer la descarga; en el punto culminante la máquina los abandona y retrocede sola en busca de más carga; los vagones, con los frenos sueltos o suavemente ajustados, descienden por su propio peso por las pendientes descritas, hasta el punto de unión o cambio con las vías laterales. Con la velocidad adquirida suben por la pequña rampa extrema en la cual la pierden por completo, o en caso necesario se paran por topes al efecto colocados. Al descender encuentran abiertas las agujas de cambio, pasan a las vías laterales, y manejados con los frenos bajan suavemente, y son parados encima de las tolvas por las que el mineral, saliendo del vagón que tiene la compuerta en el fondo, cae por un canal de palastro en la bodega del buque que atraca al mismo costado del muelle. Apenas descargados los vagones, los frenos se aflojan y siguen su marcha hasta reunirse en el princio del muelle en número suficiente pra formar un tren que la locomotora lleva a la estación.
SANTAMARÍA, BRAULIO. HUELVA Y LA RÁBIDA. 1882. Edición fascimil de la Universidad Hispanoamericana de La Rábida. Original cedido por la Excelentísma Diputación Provincial de Huelva en 1991. Gráficas Anel. Granada.
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